Toulouse, la ciudad rosa

Seamos sinceras: estaba muy decepcionada con el destino del viaje sorpresa porque Toulouse no me llamaba la atención nada de nada. 

Vamos del aeropuerto a la ciudad en tranvía. Cuesta solo 1'70€, lo cual está muy bien teniendo en cuenta que el autobús son 8€ y en ambos casos tenemos el mismo paseo desde la parada hasta el hotel. Nuestra ventana da al canal du Midi. Si lo buscas en Google salen unas imágenes preciosas: nada más lejos de la realidad, al menos en la zona en la que estamos.

Cuando me fijo en las primeras fachadas saco la cámara enseguida porque me gustan las ventanas. La emoción se pasa rápido al darme cuenta de que casi todo es igual y acabo un poco aburrida de ver las mismas ventanas una y otra vez sobre la misma pared de color anaranjado. Aun así, me hago con una buena colección de fotos de fachadas porque nunca son suficientes y yo tengo un serio problema con la arquitectura.

Tenemos la suerte de que son las Jornadas Europeas del Patrimonio y todas las entradas a museos son gratuitas. Esto no es exclusivo de Toulouse, pero hace que la visita sume puntos positivos. Lo mismo ocurre con las iglesias, a las que entro gratis. Algo que me gusta muchísimo de esta ciudad es no tener la más mínima dificultad para encontrar comida vegetariana - diría que es la vez que más fácil lo he tenido. Inevitablemente entro en algunas papelerías porque no puedo resistirme. ¡Hay tantas libretas...! Tantas cucadas que quiero llevarme a casa. Anoto un nombre por si vuelvo algún día: la mucca.

Vamos a la orilla del Garona, es de los atardeceres más bonitos que he visto en mi vida.

Al día siguiente vamos al Jardín Japonés a hacer fotos, bebemos unas cervezas en Chez Tonton y unos chicos se sientan con nosotras. Ahí las mesas se comparten. Hablamos un rato, nos recomiendan sitios que visitar y nos invitan a unirnos a ellos a seguir bebiendo, pero decidimos ir por libre para aprovechar las últimas horas en la ciudad antes de coger el avión de vuelta.

Yo siempre intento hablarle a la gente en su idioma dentro de mis posibilidades - aunque sea lo más básico, saludar, dar las gracias -  y eso es algo que hacen algunas personas en Toulouse, nos hablan en español. Se agradece muchísimo el detalle, sobre todo porque así mi amiga también entendía todo y no tenía que traducir. Sin embargo, me parece una falta de educación tremenda insistir en hablarte en un idioma que resulta evidente que no sabes. Que hagas lo posible por comunicarte y sigan hablándote en francés e incluso mirándote con impaciencia porque no respondes a sus preguntas de forma clara.

Al final la ciudad resulta estar bastante bien y le encuentro cierto encanto. Mi respuesta cuando me preguntan si merece la pena es siempre la misma: sí, desde luego que merece la pena ir, pero no vayas más de 2 días. Es más que suficiente para ver todo. Nosotras lamentamos no estar más tiempo allí pero porque no nos daba tiempo a comer en todos los sitios que queremos y hay muchos brunch que me quedo sin probar.