Pronoia

Hoy queda exactamente un mes para coger ese avión con escala en Bruselas. Hoy comienzo de forma oficial la cuenta atrás.

Hace algunos años decidí que tenía que ir a Praga. No sé de dónde vino aquella idea, recuerdo que mis tíos fueron allí de viaje, pero no creo que fuera por eso. Simplemente llegó: tengo que ir a Praga. Era una frase que no dejaba de resonar en mi cabeza. Lo miré muchas veces y siempre lo tenía que descartar porque era algo que quedaba muy lejos de mi presupuesto. Ni con antelación, ni  siendo flexible con las fechas...no había manera. Ese viaje siempre se acababa aplazando.

En mi mapa de Europa tengo Praga marcada con una chincheta amarilla - el color de las ciudades que quiero visitar. Lleva 3 años así, desde que lo compré. Pero este viaje que empieza en un mes finaliza allí. 4 días en la ciudad, tras otros 10 recorriendo varios países  (ya hablé de eso aquí). Y cuando me he dado cuenta de ello - es como si lo hubiera olvidado, ¿cómo es posible? - me ha dado un vuelco al corazón y me han dado ganas de llorar. Porque voy a ir después de todos estos años. No sé qué hay en Praga para que tenga que ir con esta urgencia, pero dentro de poco lo sabré.

No es la primera vez que me muevo por estos impulsos. ¿Por qué Lituania? ¿Por qué en la lista están también Argentina o Marruecos? No hay un motivo detrás como sí ocurre con otros lugares: me interesan sus monumentos, su cultura, su historia, sus paisajes. Tengo interés por algo concreto. Pero otras veces el desencadenante de todo es un sueño. Simplemente siento que tengo que ir, que me espera algo bueno allí y que al final todo encajará para que pueda ir.  Con Lituania no me equivoqué en absoluto. Destino poco habitual, aparentemente poco interesante...y es de los mejores viajes que he hecho.