Me gusta viajar en coche hacia el norte porque ves cómo, nada más dejar atrás Castilla, el paisaje pasa de amarillo a verde. De aburrido a yo me quedo aquí. En esta ocasión, además, atravesamos Cantabria y pude ver San Vicente de la Barquera.
Estas eran nuestras vistas al desayunar
El dueño del piso nos recomendó muchísimos sitios. De verdad, muchísimos. Algunos los tuve que apuntar porque era imposible quedarse con tanta información. Quedamos encantados, así que si volvemos a Lastres, intentaremos quedarnos de nuevo en su casa. Para ser justa, debo decir que toda la gente fue muy amable con nosotros. Otro vecino del pueblo nos vio - a los forasteros se nos cala rápido - y se nos acercó para recomendarnos otro sitio que visitar y darnos indicaciones de cómo llegar.
Lastres es un pueblecito pesquero que en esta época del año está prácticamente vacío, lo cual es una maravilla. Caminas por las calles casi desiertas, empinadas, sin dejar de contemplar el mar. Vimos muchos gatos y uno de ellos parecía querer hacernos de guía: caminaba delante de nosotros y se giraba y maullaba como para comprobar que le seguíamos.
Además de estar en una zona increíble -mar y montaña, todo en uno, ¿qué más se puede pedir? - en los alrededores del pueblo hay huellas de dinosaurios. Así que el día de mi cumpleaños nos fuimos hasta la playa de La Griega a recorrer el camino que te lleva hasta el yacimiento de icnitas.
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