Cracovia

5:15 am, estamos en el aeropuerto esperando para embarcar. Es sábado, casi no hemos dormido y aún no tenemos muy claro qué ver allí, así que echo un vistazo a la guía antes de subir al avión.

Cuando aterrizamos, Cracovia nos recibe con niebla. Es otoño, pero parece que estemos en pleno invierno. Subimos al tren por los pelos y llegamos a Kraków Główny. Lo primero es cambiar los euros que llevamos, nos han recomendado la casa de cambio que hay dentro de la estación. 

Pasamos por la barbacana para ir a Stare Miasto, el casco histórico de Cracovia. Bajo uno de los arcos que llevan a las calles empedradas hay unos hombres cantando. A la derecha hay cuadros y nosotros grabamos todo en vídeo. Queremos hacer una especie de reportaje del viaje.



Nuestro hostel se llama Good Bye Lenin y está en el centro. Vamos allí para dejar las mochilas antes de volver a la calle listos para caminar durante horas. Lo primero que hacemos es ir al castillo de Wawel, desde el que se ve el Vístula y un atardecer precioso, tal y como comprobaremos después. Después caminamos sin rumbo fijo, simplemente a ver qué encontramos. Pasamos por el barrio judío, cruzamos el río y finalmente llegamos a la fábrica de Schindler cuando ya está anocheciendo.



Vamos en paralelo al cementerio judío, por una calle oscura, lloviendo. Por suerte llevamos paraguas, pero pronto empieza a llover tan fuerte que de poco sirve. Acabamos calados hasta los huesos buscando refugio en una parada de autobús. Al final nos armamos de valor y salimos de nuevo a caminar bajo el diluvio universal, deseando quitarnos la ropa y entrar en calor. De camino vemos una cafetería, el capuccino nos sabe a gloria.




Antes de subir a nuestra habitación, pasamos por el supermercado que hay al lado para comprar una botella de agua y nos vuelve a ocurrir lo mismo de siempre: cogemos una botella de agua con gas que va directa a la basura. En ese momento aprendo algo de polaco básico de supervivencia: gazowana es gas, niegazowana es sin gas.



Al día siguiente toca excursión a Auschwitz. Sabemos que va a ser duro, pero también tenemos muchas ganas de ir. Volvemos justo para comer en un local en el que tenemos descuento por haber hecho la excursión. Aún nos queda toda la tarde para seguir conociendo rincones de la ciudad antes de tomar el tren a Varsovia, donde pasaremos la segunda mitad de nuestro viaje.

Comentarios

up!